Extremadura
Al Sur de Béjar, al Norte de Plasencia, existe un pueblo, un pueblín. Está enclavado en el valle del Ambroz, en las estribaciones de la sierra de Gredos; le rodean algunos de los parajes más bellos que han visto mis ojos. Es aquí, en este pueblo. Donde me he dejado tanto corazón.
No volveré a aspirar el aroma de esos amaneceres de verano, duros y hermosos, contrastados contra los montes que separan el Jerte y el Ambroz. No volveré a andar esos caminos trufados de zarzas que conducen a lugares secretos, acompañado del más fiel amigo. No volveré a perderme en viejas juderías, ni a sentir mi corazón inflamarse en noches estivales, palpitando espectante ante dulces y nuevas sensaciones.
Pero, sobre todo, no volveré a veros. Es una congoja que llevo dentro, que sale a la luz en esas noches en las que algo me pone los sentimientos a flor de piel. Siempre os echaré de menos. Siempre os llevaré conmigo.
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